Como docente, continuo sintiéndome ilusionado al contemplar las posibilidades que se presentan ante nosotros este 2024, pero también reconozco la necesidad urgente de seguir actualizando y adaptando nuestra profesión.
Vivimos en una era digital, un nuevo paradigma en Europa y España. La crisis climática, la época post-covid, y los conflictos en Ucrania y Gaza nos recuerdan la complejidad de los desafíos actuales. La juventud se desenvuelve en una sociedad digital, donde las relaciones personales y sociales, el consumo y el trabajo adoptan formas completamente diferentes a las de hace unas décadas.
El gobierno catalán ha expresado su preocupación ante los recientes resultados negativos en las pruebas PISA. Esta inquietud ha desencadenado discusiones sobre la necesidad de cambios significativos en el sistema educativo.
Continua siendo políticamente incorrecto y a veces tabú reconocer las dificultades que han supuesto algunas situaciones como la inclusión educativa, las diferencias entre centros públicos y concertados o privados, el papel de la immigración o el rol de los sindicatos docentes y una visión excesivamente funcionarial de esta profesión.
En lugar de centrarnos únicamente en mejorar los resultados de las pruebas hablemos sobre la necesidad de simplificar el currículum (tres reformas en quince años), reconociendo que la complejidad excesiva no ayuda al aprendizaje.
Es esencial replantearse las necesidades de competencias y conocimientos que las personas requerirán en los próximos 5-10 años. La educación debe ir más allá de la simple preparación para superar pruebas como las PAU o EBAU.
Nuestra tarea como educadores es preparar a los estudiantes para el futuro, equipándolos con las habilidades necesarias para adaptarse y sobresalir en un entorno laboral dinámico. Además, debemos incorporar temas relevantes como sostenibilidad, tecnología y ciudadanía digital en el currículum. Y evidentemente educación emocional. Miremos el mundo actual y las sociedades modernas… no nos ha ido tan mal… pero tampoco tan bien… así que… trabajar educación emocional y otras soft skills sí es necesario.
La escuelas no pueden permanecer ajenas a los cambios actuales. La educación debe evolucionar para preparar a los estudiantes no solo con conocimientos académicos, sino también con habilidades necesarias para enfrentar los desafíos actuales. La rigidez del modelo educativo de hace 20 o 10 años ya no es adecuada.
Y sí, la tecnología es una herramienta fundamental, y debemos integrarla de manera efectiva en nuestras aulas.
En este contexto, es nuestro deber reflexionar sobre nuestras prácticas pedagógicas, actualizar nuestros métodos de evaluación y fomentar un ambiente de aprendizaje que estimule la curiosidad y deseo de conocimiento.
Abramos nuestras mentes a las posibilidades que nos brinda esta era digital, reconociendo que una escuela del pasado ya no puede cumplir con las demandas del presente. Construyamos un futuro educativo que prepare a nuestros estudiantes para los desafíos y oportunidades que les depara el siglo XXI.
Feliz año nuevo a todos.
29 de diciembre 2023
Foto de Pixabay de Pexels: https://www.pexels.com/es-es/foto/interior-del-edificio-abandonado-256395/