¿Como ayudar a los docentes y maestros de institutos y escuelas ante los retos actuales?
Después de muchos años, he llegado a la conclusión de que muchos de los expertos, académicos, gurús, etc… simplemente no tienen respuestas integrales y válidas para nosotros. Vivimos una profunda crisis en la educación, donde impera la mentalidad del "sálvese quien pueda". La profesión docente, más que nunca, se ha convertido en una tarea técnica, estable y segura, pero poco innovadora (en el sentido eficiente del concepto) y que en general despierta pocas ilusiones, pocos proyectos.
No veo nada de malo en hablar de vocación y de ilusión. El maestro y el profesor acompañan, ayudan, enseñan a los niños y niñas.
Para ello es imprescindible un conjunto de habilidades y conocimientos sobre pedagogía, la inteligencia emocional, las metodologías, el desarrollo biológico y psicológico humano, la neurociencia… Pero sobre todo ilusión por compartir espacios de tiempo y aula con “esos locos bajitos” o adolescentes rebeldes llenos de energía y que se abren a nuevos mundos y situaciones.
Como adultos deberemos marcar límites, desde la amabilidad, el respeto, la empatía, la negociación, la necesidad inherente a nuestra profesión de conectar, de generar confianza y vínculo con nuestros alumnos y con sus familias.
Y trabajar y mejorar nuestras habilidades comunicativas porque ya en el 2024 no todo vale. Según lo que hagamos no nos van a escuchar, no nos van a seguir. La autoridad nos la vamos a tener que ganar… pero desde nuestros valores… y con una mirada positiva y de confianza hacia ellos.
Más y más aprendizaje, quizás ya no nos hace falta tanta formación, que a veces es mediocre y solo busca justificar horas de cursos y certificaciones. Life long learning… aplíquenselo maestros y profesores.
Y por supuesto, tecnología para hacer las cosas mejor, para un mejor aprendizaje, para tener una ventana abierta al mundo, para hacer simulaciones, para oir y ver a grandes expertos, ampliando así el horizonte de nuestros estudiantes más allá de las paredes del aula.
Y sí… pueden buscarme todos los argumentos en contra y todas las dificultades de algunas de las cosas que he escrito aquí… Pero ¿saben qué? Hoy me da igual… porque mañana pienso seguir aprendiendo y trabajando, también mi ilusión y mis ganas de hacer las cosas mejor, para que mis alumnos aprendan cada vez mejor, sean felices y se sientan seguros en mis clases, puedan expresar sus opiniones, puedan crecer libres, y no aburran mis sesiones de geografía e historia.